lunes, 11 de marzo de 2013

Volando voy, volando vengo ...

Son las 4:50 y suena "Brothers on the slide" de Cymande la música que tengo en mi teléfono y que me avisa como alarma cada día que despierto. Me hace siempre levantarme con muy buen rollo y buena vibra como dirían en México. Una ducha y apenas tomo un Actimel para salir hacia el aeropuerto. Las calles aún no están puestas y me voy cruzando con lo que queda de la fauna de un Sábado noche. Una vez en el "checking" el personal de Air Europa en el aeropuerto de Màlaga y ahora rebautizado como "Costa del Sol", tan atentos y amables como siempre en el trato y en su trabajo, como todo el staff de dicha compañía en este aeropuerto especialmente. Me dan un buen asiento, el 4F. Siempre trató de pedir "ventanilla", me gusta observar incluso cuando parece que no pasa nada desde las alturas y aunque para muchos resulte monótono, a mi me encanta. Sobre todo para contemplar amaneceres como éste.




En el avión siempre acostumbro a entrar de los últimos, nunca he llegado a entender a esa gente que en la puerta de embarque ya hacen cola para entrar el primero, pretendiendo esperar incluso media hora de pie guardando la fila religiosamente, como para coger buen sitio y que nadie se lo quite. No lo entiendo y más cuando en este vuelo los asientos ya han sido asignados previamente en la facturación. Ya dentro del 737-800 de Air Europa, hay una chica que va delante mía y se sienta en mi asiento. Ésta es como yo, pensé. Siempre entro el último porque si encuentro un asiento mejor que el que me hayan asignado, pues me acomodo y me siento en él como el que no quiere la cosa. Ventana y lo más delante del avión posible, para salir de los primeros al aterrizar. En este caso, tengo un buen asiento pero compruebo que esta chica hace también lo mismo que yo. Entra de los últimos para quedarse lo más delante posible si ve que no está ocupado y además en ventana, en mi asiento está vez. Se lo comento a la azafata que para grata sorpresa es amiga mía. Marta es una chica encantadora y muy linda, la conozco de hace algunos años. Al preguntarle por su tarjeta de embarque y comprobar el asiento, Marta me hace un guiño y me dice quédate ahí con ella, mira que guapa es. Me río y opto por hacerle caso y le cedo mi sitio sentándome yo en el pasillo. La chica se llama Claire y es de Los Ángeles aunque vive entre Sotogrande y las colinas de Mulholland Drive detrás de las colinas de Hollywood en California. 

En el vuelo también viene David al que también conozco por haber sido compañeros cuando trabajaba como coordinador de vuelos para esta compañía en el aeropuerto de Málaga, al igual que Marta hacen que el vuelo sea mejor que bueno. Nunca se sabe a quien puedes conocer en un avión y más cuando la sincronicidad te persigue allá donde vayas siempre.

El café como el desayuno fue espectacularmente bueno, la atención como siempre fantástica y si encima conoces en el avión pues mejor que mejor. El vuelo tenía 40 minutos de retraso por las restricciones de niebla en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, donde me dirigía para coger la conexión. Andaba bastante preocupado porque la conexión era muy corta y posiblemente no llegara a tiempo, pero el comandante anunciaba una vez despegar que la duración del vuelo sería de 2h10 cuando lo habitual son 2h35, cosa que agradecíamos todos los pasajeros en conexión para que pudiéramos llegar a tiempo con la antelación suficiente para coger los diferentes vuelos a los que a cada uno nos llevara a nuestro destino final. Una vez en París, llegamos 20 minutos antes de la hora programada a pesar del retraso de la salida, aprovechando los vientos de cola el comandante le había metido el turbo para llegar antes de tiempo afortunadamente.

No es la primera vez que estando en el gran Charles de Gaulle de París compruebo que los precios tanto para comprarte un agua, o tomarte un café son más baratos que en España y es que a pesar de tener unos sueldos inferiores a los franceses seguimos siendo incluso más caros y desde hace tiempo. Quien lo iba a decir, París ya no es lo que era ...

Tanto en el control de pasaporte, como en la facturación e incluso en el control de seguridad los franceses siempre con su trato exquisito en la amabilidad acompañados de su "Bonjour". Me dirijo a la puerta L 46 de la terminal 2E, para lo que tengo que coger un tren eléctrico sin maquinista como el que tiene la T4 de Barajas. Una vez en la puerta de embarque además de tener internet wifi gratis en todo el aeropuerto por cortesía de 15 mins (hace un año era de 20mins, aquí parece que también ha habido recortes, aunque en "cortesía") suficientes para comprobar el correo y subir algunas fotos en algunas redes sociales. Me pregunto que aeropuerto en España tiene la posibilidad de ofrecer wifi gratis, aunque sólo sean unos minutos por cortesía para los pasajeros, ninguno. La sala de espera de la puerta de embarque de esta terminal, tiene expositores con 5 playstation además de un piano para que se haga amena la espera antes de embarcar al avión. Estos franceses que detallistas que son.






Una vez ya dentro del avión, compruebo que mi sitio parece una clase business de cualquier otra compañía y es que Air France tiene una clase Intermedia entre primera y clase turista llamada "Premium Economy" y guau, que pasada ... Además de un asiento que parece casi como una cama, nos regalan un neceser muy pijo con crema para la cara, toallitas, antifaz, calcetines para enfundártelos a los tuyos y andar descalzo junto con cepillo de dientes y unos tapones para el oído. Hasta una funda higienica a modo de "condón" que cubre la parte donde vas a poner tus orejas en los auriculares Shenzheiser que vas a usar en tu pantalla de video personal para escuchar música y ver las pelis. 

Así, da gusto !!













La comida espectacular con detalles varios de una de las mejores pastelerías y bombonerías de la ciudad de la luz. Comer con un buen vino Bourdeaux rouge francés, se te quita el "chovinismo" para pedir cualquier Rioja o Ribera del Duero.  
Volar así, si que es un placer ...





















Estamos en la aproximación para aterrizar en apenas 40 minutos, después de casi 15h y media desde que salí de casa y de estas 10 h de vuelo desde París. 

Finalmente llego a mi destino donde voy a estar los próximos 10-12 días. La antigua "Bacatá", ciudad de Bogotá y capital de Colombia a la que los españoles llamaron "El Dorado" ...























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